miércoles

Lorena caminaba de vuelta a casa. Lo había intentado de verdad, con fuerza, incluso se había entusiasmado un poco, aunque ella no lo reconociese ahora. Había imaginado que ya tenía a alguien con quien compartir un edredón y una taza de chocolate caliente en las frías tardes de invierno. Había pensado que él, por alguna estúpida razón se hubiese presentado en su casa, levantandola para jugar con la nieve. O cualquier estupidez más. No. Otra decepción. Otra vez su orgullo había destrozado sus imaginaciones y fantasias.

No hay comentarios: