viernes

No hay nada malo en tener miedo

El timbre de la casa. "¿Qué hora es? ¿Las 7? ¿Pero que coño...? ¿Quién puede ser a estas horas?"

Abrió la puerta. Lola se encontraba allí, con su minifalda vaquera, sus botas negras, unas medias llenas de carreras, una camisera demasiado escotada, sus labios rojos en una mueca completamente indescriptible, como si quisiera decir algo pero no le saliera la voz, el rimen corrido, los ojos rojos y llorosos. La vio en su rellano, tan indefensa, como si fuera una cría que le hubieran quitado todos sus peluches y que ella no pudiera dormir ya, es más, había estado varios días sin dormir. La vio tan frágil como nunca la había visto. ¿Y esa careta de nada me importa y a nadie quiero, donde estaba?

La vio como ella extendia sus brazos hacia él, llorando y como ella poco a poco le fallaban las fuerzas y tenía que sujetar él todo su peso. La arrastró hacia dentro de su casa, mientras ella decia un monton de palabrerías que no se podían entender mezclado con sus lágrimas. Las noches de Noviembre son demasiado crueles como para pasarlas sola en la calle. La tumbó, la calmó, le dió su taza de cola-cao caliente, pero ella lo rechazó.

-No me lo merezco.

-No digas tontería Lola.

-Lo siento, Nico. Como he sido tan zorra. Tan cruel. Tan sumamente estúpida.

-Te lo dije, estás completamente acojonada, y no hay nada malo en tener miedo.

1 comentario:

sirenasycipreses dijo...

las noches de noviembre...
qe bueno qe es=)