domingo


Siempre había sido impredecible, intocable, soberbia, egosita. Había construido un fuerte muro alrededor de mi y de mi corazón y había cavado un foso bien grande y ancho, para que ningún ser vivo pudiera estar cerca de mi.
Siempre habia hecho lo que a mi me diera la real gana, en el momento, sin pensar en las consecuencias (aunque sabiendo como parar, no siempre claro).
Y ahora llegastes tú.
Y has conseguido volar sobre esas aguas y traspasar ese muro. Malacostumbrarme a ti. Acompañarme hasta mi casa. Darme de cenar. Ver peliculas que no sé ni cual eran.

¿y ahora? Todo lo que he sido y lo que había hecho, no tiene sentido. Estaba vacía.

1 comentario:

Xumiichurry dijo...

Es por eso que a veces deseamos y odiamos al mismo tiempo que venga alguien y rompa todos nuestros esquemas, nos ponga la vida del revés y nos convierta en esa parte nuestra a la que teníamos miedo de ser pero que siempre hemos querido descubrir.

Tanto esfuerzo en construir un caparazón para que con una simple sonrisa puedan hacerlo mil pedazos... no es justo, pero es tan maravilloso.